miércoles, 20 de julio de 2011

Comunicación televisiva.

La televisión, como medio de comunicación, ha sido causa de constantes críticas, tanto negativas como positivas, desde el momento de su aparición.

En cuanto a las críticas negativas, las más reiteradas están referidas a su programación, la que es calificada, por algunos críticos, como mediocre. Este aspecto podría considerarse como una influencia negativa para el telespectador y, sobre todo para el niño y el adolescente que aún no tiene el necesario discernimiento. Sucede, además, que si los padres no controlan qué programación llega a ellos, la pantalla les ofrece muchas veces, un concepto prematuro del mundo de los adultos, lo que les hace compenetrarse de sus pensamientos, conflictos y dificultades sin que estén todavía preparados para ello.

Otra crítica que se les hace es que el espectador recibe todo hecho, pues la elaboración de los programas ha pasado antes por manos especializadas y además la gran mayoría de los programas son producidos en el extranjero.

También, en cierto modo, la televisión fomenta la holgazanería, pues el telespectador no puede hacer otra actividad mientras ve televisión.

Junto a las críticas negativas que se le pueden hacer, las que no afectan a este medio de comunicación solamente, hay otras de carácter positivo. Una sería que la televisión tiende a la igualdad, en el sentido que todas las personas, no importando el nivel social o económico, tienen la misma oportunidad de presenciar espectáculos, recibir información o simplemente entretenerse.

La televisión, además, abre nuevos horizontes al hombre común al mostrarle países y civilizaciones no conocidas por él y al informarle de los personajes más importantes del mundo. También, este medio, amplía los conocimientos y el vocabulario de los jóvenes y promete ser también un instrumento fundamental de la instrucción pública.

Debido a la gran influencia que ejerce la televisión sobre su público, es que se concentran en torno a ella numerosos y variados intereses, desde los de las empresas comerciales privadas hasta el propio estado.

Sin embargo, no se puede calificar a la televisión de buena o mala, ya que todo depende de la finalidad que se le quiera dar por parte de sus programadores. Como todas las cosas que el hombre ha creado, ésta puede servir para hacer el bien, lo mismo que para hacer el mal. De ahí la importancia de un adecuado uso por parte de las personas que tienen la responsabilidad de dirigir este medio de comunicación.

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